La muerte es nuestro mayor motivador en la vida.
 
Si supieras que eres eterno, no te esforzarías en madrugar para ir al trabajo, no ahorrarías para cumplir ese sueño, no estudiarías ni verías a  las personas que quieres  a menudo, pues siempre lo vas a posponer sabiendo que tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo luego.

Se puede comprender que el conocimiento de entender que somos finitos es lo que nos impulsa a intentar cumplir la mayor cantidad de objetivos en el menor tiempo posible, la muerte nos lo recuerda.

Desde este punto de vista, si eres paciente oncológico o familiar de uno y te han dado la noticia que lamentablemente la enfermedad está en una etapa avanzada, por lo tanto queda equis cantidad probable de tiempo de vida, en primera instancia por supuesto que impacta, pero recuerda esto, no te dijeron algo que no supieras, sabes que la muerte tiene que llegar, lo único diferente es que ahora tienes el privilegio de tener más o menos certeza de cuándo será el día de su visita.

Por consiguiente, teniendo esta información que el resto de mortales no, puedes prepararte para que esa persona (ya seas tú mismo u otro) tenga en ese periodo  un verbo llamado VIVIR, que se lea bien VIVIR, no sobrevivir, no aguantar, no esperar, no dilatar para ver si en lugar de seis meses sean siete, la vida de una persona no se juzga por el tiempo que duró, sí por las experiencias que vivió.

Procura que esa persona pueda sentirse satisfecho en su partida, que pudo o por lo menos intentó cumplir con todos sus sueños y aspiraciones, que se rodeó de los suyos, que le brindaron amor, que cerró ciclo; sencillamente que dejó las maletas ordenadas.

Posterior a su partida, siente el duelo, llora, no te escondas, enójate, dialoga, cuestiona, pero siéntelo, vívelo y acéptalo. La mejor manera de honrar a un ser querido que se fue es llorarle, extrañarle y  finalmente seguir viviendo nuestra vida, ya él o ella culminó la suya, no podemos detener la nuestra, no sería justo.

Dentro de la poesía oriental se dice que todos los días son el fin del mundo y tienen razón. Cuando una persona fallece el mundo que percibía llega a su fin. Solo él o ella tenían esa voz, ese cabello, miraba de esa forma, veía las particularidades de su entorno y tenía sus objetivos únicos.

Todo esto y mucho más se van  con el individuo, no obstante algo que te puedo decir si estás pasando por la pérdida reciente de un ser querido es; su mundo personal se acabó, pero esa persona no fue una isla durante su vida, las singularidades de su mundo interactuaron con el tuyo, te dejaron fotos, recuerdos, cosas, lugares y personas que fueron parte de sí y que ahora conservas en tu memoria, por lo tanto, su mundo no se acaba mientras el tuyo tampoco.

Psic. Carlos A. Ayala C.

2 comentarios

  1. Gracias por compartir tan valiosa reflexión a cerca del duelo, en esta pandemia perdí a mi abuelo, murió de cáncer, fue algo repentino nos dieron el diagnóstico de cáncer en etapa terminal y a la siguiente semana siguiente ya no estaba con nosotros, fue difícil ya que no pude despedirme por las restricciones de movilidad debido al Covid-19, tampoco pude asistir a su funeral porque solo se permitían a 5 familiares, por medidas de bioseguridad, realmente gracias por este artículo Psicólogos en Panamá, ahora entiendo muchas cosas sobre el duelo, y darme las herramientas necesarias para hacer mi duelo y superar la perdida y aprender a vivir con esto.

    • Gracias a ti por compartir tu experiencia personal. Sin duda la sensación que un ser querido ya no está de manera abrupta puede dejar una sensación de frustración o incluso culpa por no haber aprovechado quizá los últimos días, semanas y meses con esa persona un poco más de cerca.

      Habemos muchos psicólogos en Panamá que ofrecemos el apoyo para el manejo de duelo, pues sabemos que no siempre se supera tan fácil una perdida.

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